miércoles, 30 de enero de 2013

ESTAMPA



Su mano arrugada y renegrida se abre, suelta billetes de dos pesos hechos un bollo sobre el mostrador del quiosco. No recuerda de donde viene, como si la sola acción de comprar vino abreviara su vida. Mira el reflejo de un charco de agua revuelta, hoja convexa flota en el sol café. Uñas rascan la nuca rapada, otros dedos llevan el tetra a los dientes. Muerde con fuerza, las paletas desgarran el cuero rojo del Bordolino.  La calle de tierra besa Ruta 11 y él se sube a caminar en esa cornisa entre el pueblo y el mar. Restos de plástico aún en sus incisivos molestan pero no se los quita, cree…
“ ¡La sangre de cristo va a lavar tus males! ” Grita con los brazos abiertos, la cajita escupe el suelo. Un automovilista lo reconoce como otro viacrucis en zigzag y toma distancia.
Percibe el murmullo del motor y el vacío que lo tambalea lo deja mirando el movimiento de las olas. Les sonríe, allá lejos, bajo el acantilado. 
Por muchos minutos sólo puede ver las zapatillas en una secuencia de relevo interminable, esa línea ámbar que se asoma pintada en el pavimento como si cada paso fuera una oportunidad de amanecer. Pero siempre la pisa.
“ ¡Alfonsina esta sangre va a terminar algún día con vos! ” Mira el mar y los vecinos sacuden la cabeza con la mirada pegada a su espalda, que evidencia una cruz cristiana.
Sostiene el vino con delicadeza mientras su nariz su boca y sus ojos chorrean un triple flujo de moco saliva y lágrimas. Palabras ahogadas tocen lo que pudo ser una oración.
En la otra mano, con ternura sostiene la imagen rubia de una niña, la enmarca como la primera vez que ella lloró en el hospital.  La cabeza rotando entre el tinto y la blonda no niega, afirma su deseo de amarla y su imposibilidad de dejar de sentirse poco padre, mucha mierda.
En giros torpes la caja vuela como un boomerang al mar. Deja detrás rastros de sangre. Una bandada se espanta. 


miércoles, 16 de enero de 2013

ÉL “BICICLETA PROTÉTICA”



Para Marisa y esta lluvia granizada que me maravilla

“…Yo
- éste ángel mutilado, erróneo -
que arrastra su ala rota en los pantanos,
que camina lentamente
sobre brasas encendidas, sin notarlo
expiando
quién sabe qué pecado…”
                                                                            Marisa Wagner


Él
-que es un hombre inconcluso-
que siempre lo veo notando valores
en la calle.
Es quien se echa a andar
con su bicicleta protética,
esa que nunca pidió, la que media
el contacto con su verdad
y es ella la que se hunde en los baches mientras rueda marginal
y es con ella que atraviesa
de barriales a los mismos asfaltados.



 Él
-que es un hombre rompecabezas-
que revuelve los contenedores separando
     la basura de sus partes
que no nacieron con él
 pero que las busca
desde que se entendió
incompleto.
¿Podría seguir sin completar
sus engranajes
   temiendo el día que vuelvan
 a funcionar como granadas?
Y esas cadenas que antes lo impulsaron y ahora lo impiden
cada vez que recurre a sus eslabones faltántes…
Solo puede buscar hasta completarse
o morir siendo la muerte
creerse completo.

Él
-¿Será visto por otros espectadores
como yo en su vagar?-
Tal vez los ángulos rectos de la ciudad los vea en falsa escuadra
por su naturaleza librepensadora
o simplemente en su vocación de mantener un equilibrio
sopesa todo lo que le venden envuelto en adornos.
Tal vez no sepa que afanes lo mueven
o que sendas recorre
siendo su porfiada opción ser mensajero de su vehemencia.
Lo vi adorar El Sol
–quizá sus rayos sostengan la motilidad
de esas ruedas cristalinas que penden frente a sus ojos
o los pedales que no cesan de engrasar su entrecejo
se nutran en fotosíntesis, no sé-.
Lo conocí la vez que seguí unas huellas zigzagueantes
mientras revisaba 
mi comportamiento.


martes, 8 de enero de 2013

LA INERCIA DE UN NO


A Alicia Corrado Mélin, Gastón Sequeira, Carmen Barrionuevo,
Leticia Maeconi, Graciela Barbero, María Emma Hacha



vengo del sueño
donde tu rostro mutante
quedo desaparecido

la pesadilla atacó mi amor
reprimió mis besos
con la inercia de un no

siempre giro rasante
ya que perteneces al aire
y es el viento tu perfil de rechazo

tu ultimo aliento sumo otras nubes
alimentó a los ángeles
que me cuidaron de niño