martes, 4 de diciembre de 2012

LA TRAMPA II


      II

Salgo sin apuro
en Mar Del Plata lluviosa,
pero no elijo lo obvio.
Camino la calle empapada,
la gente se resguarda
hacia dentro,
confusa
esquiva el néctar que les da el vivir.
Almas vaciándose,
acurrucadas,
fetales
buscan recuperar amor negado,
suspiran en bolsas;
veo esas risas tristes
y la empatía
me ahoga,
ya pasó el tiempo de luchar
esa pelea.
Si no puedo cambiar lo viejo,
debo dejarlo morir.
Hacerme cargo
es tomar herramientas
de esta vida que elijo
o cortar correas
para truncar la máquina
que consume el deseo,
y tapa ese anhelo
que atrae nuestra felicidad.


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